miércoles, 16 de noviembre de 2011

Y ahora qué?

Pues eso me pregunto yo. Después de cuatro meses con una chica con la que apenas me veía y menos aún tenía sexo, hemos terminado la relación. Si es que se le puede llamar relación a eso. La verdad es que lo estaba viendo venir, más que nada porque era yo el que no aguantaba más la situación. Una cosa es no ver a una persona con la que estés por problemas de distancia, disponibilidad, etc. Pero cuando te das cuenta que el verdadero problema radica en que eres el último eslabón en una cadena de prioridades en que casi cualquier cosa está por delante de ti... te cansas de la situación y lo que antes era soportable ya no lo es.

En este tiempo me he dado cuenta que hoy por hoy soy un hombre que busca una relación de mujer, hablando desde un punto de vista cultural y puede que algunos me tachen de machista pero ya me conocéis (bueno no, porque a día de hoy no me sigue ni el tato, pero bueno yo lo pongo porque queda chulo), digo las cosas como las percibo a través de la cultura. Aunque no por ello formo parte de su pensamiento.

Os pondré dos ejemplos que me están ocurriendo justo ahora. Conozco dos chicas, las dos más o menos de mi edad y ninguna de ellas quiere nada serio ahora mismo. Tampoco es que quieran tener sexo a lo loco por ahí con el primero que se encuentran, no son de esas. Simplemente en un futuro no muy lejano realizarán un viaje y estarán varios meses fuera, por lo que no les interesa tener ahora mismo novio. Supongo que también pensarán que no quieren enamorarse de nadie para poder disfrutar sin remordimientos de los placeres del sexo intercontinental. Me hago una idea de lo que quieren, un chico divertido, de confianza, con el cuál poder tener sexo pero sin sentirse como una más. Y las entiendo. El sexo sin complicidad no tiene sentido, es vacío y acaba aburriendo. Buscan pasar buenos momentos con alguien que les de la confianza de poder divertirse en la cama, que es más difícil de lo que se piensa cuando no conoces a la otra persona o sólo se trata de un "ven, folla y vete"

¿Puedo ser esa persona? Más importante que eso, ¿quiero ser esa persona? No lo sé. Quiero encontrar algo verdadero, como ellas. Pasarlo bien con alguien que lo quiere pasar bien conmigo. Y si no puede ser serio no pasa nada, pero será bonito. El tiempo dirá si más adelante se puede continuar o tendré que buscarme otra pareja de viaje. La vida es larga y es muy pronto para cansarse de buscar esa persona con la que pasarás, si tienes suerte, toda tu vida.

Os animo a los jóvenes y no tan jóvenes a ser hombres.

Y a las jóvenes y no tan jóvenes a tener ganas de ser feliz y a luchar por serlo.

Se despide hasta la próxima.

El perro que maulla

Meow

lunes, 24 de octubre de 2011

Vidas y reencuentros

Hace poco escuché la historia de dos personas que se conocieron, se amaron, se casaron, tuvieron una niña, se separaron, pasaron más de 25 años y volvieron a reencontrarse para juntarse de nuevo. Quizá la primera vez eran demasiado jóvenes, quizá no sabían lo que querían y siempre quisieron volver pero jamás se atrevieron a abrirse de nuevo ante la otra persona, quién sabe, la vida está repleta de "y si..."

Realmente no quiero eso para mí. Desearía conservar a esa persona todo el tiempo posible para disfrutar juntos del paseo que es la vida. Manos que se abrazan la una a la otra en un nexo de unión que va más allá de la fricción de la piel. Se trata de seguridad, confianza y demostración de amor. Ir cogidos de la mano, como en un baile donde entregarse a la otra persona es fundamental para que salga bien.

Conocía a una chica interesante en un pub. Durante unas semanas estuvimos quedando, yendo a cenar. Teniendo sexo salvaje sobre la encimera de la cocina, en el sofá, en su cama doble. Sus gritos se oían por toda la casa, me encantaba, me excitaba sobremanera y eso era genial. Una noche me quedé a dormir como otras tantas, tuvimos sexo antes de dormir y algo pasó. No sé el qué. Por la mañana al despertar ella pedía sexo de nuevo y yo no tenía nada de ganas, al final terminamos haciéndolo pero yo ni siquiera llegué al orgasmo. Al menos ella sí que disfrutó del asunto. En ese momento me di cuenta de que me sentía vacío incluso con una chica guapa, sexy, muy abierta y estupenda. Después de meses en los que terminamos aquello que teníamos he llegado a la conclusión que fue mi corazón, nostálgico de mi ex, quien boicoteó esa relación cerca de la perfección en la que me hallaba.

Un mes después conocí a otra chica que a primera vista me enamoró. Tras intercambiar los números pasamos varios días hablando y desgastando nuestros labios en una fricción constante y pasional. Meses después a duras penas nos vemos un día a la semana y mucho menos tenemos sexo. Es la época de mi vida que menos activo sexualmente me encuentro y eso que estoy con una chica. Tengo que decir que aunque no somos nada serio estoy siendo completamente fiel al asunto. Ya lo comenté en los posts anteriores. Si no me hago valer yo mismo, nadie más va a hacerlo por mí. Y un chico decente gana muchos más puntos que un chico que se acuesta con la primera que ve. Valorar lo que tengo y mucho más importante, decírselo a ella son factores que provocan una respuesta sentimental mucho mayor que simplemente obviar el hecho de que las mujeres saben que las amamos. Eso es algo que he aprendido a base de golpes y me parece que este ha sido el último necesario. Las mujeres necesitan saber que las amamos, pero no sólo eso, necesitan que se lo recordemos. Que están presentes en nuestros pensamientos día sí y día también.

Ahora la relación se ha enfriado un poco, pero eso también es debido a la disponibilidad de cada uno, con horarios que nos impiden vernos en todo el día. Espero que la cosa se arregle ya que tengo puestas muchas esperanzas en lo que tenemos y me gustaría no perderlo. No es que esté enamorado, pero podría sucederme cuando arreglemos el tema de vernos más a lo largo de la semana y, de ser posible, tener mucho más sexo. Cosa importante en una relación digan lo que digan, el amor es importante pero el sexo es un factor fundamental y lo uno sin lo otro no termina de funcionar bien.

Os dejo hasta la próxima.

El perro que maulla,

Meow

lunes, 11 de abril de 2011

Saneando el alma

Como dije en mi anterior post. He frenado. Mi última conquista quedó en Marzo, donde la noche, el alcohol, las verbenas y una rubia monísima de pelo corto y con aparato en los dientes me hizo caer en la tentación. Oh más bien, yo la hice caer a ella... aquí el malo fui yo. Es curioso la mención de que llevara aparato. Mi primera novia lo llevaba, al principio no estaba convencido si era algo que me disgustaba o me agradaba cuando la veía. Ahora me parece que es una mezcla de inocencia y nostalgia por mi ex lo que provoca en mí un interés especial por las chicas con aparato. Desglosando a las mujeres en sus características físicas he llegado a la conclusión de que mi cerebro realiza un camino de descartes un  tanto extraño en un grupo de mujeres al azar. Primero, antes que nada, busca el destello dorado (a las rubia) y se centra en ella en este orden. Forma de pelo, flequillo, ojos, cejas, labios, nariz, forma del rostro. Si esto le agrada pasa al segundo marco complexión y forma de vestir. Todo en cuestión de milisegundos.

Según dicen los ojos son el reflejo del alma. Desde lejos lo primero que veo es el pelo pero al acercarme me fijo en los ojos. Mi cerebro busca en ellos la tenacidad, inteligencia y valentía que espero de una mujer para que sea interesante. Como supongo que hará ella con los míos cuando se crucen nuestras miradas. La culpa de esto la tienen las películas románticas a lo Romeo y Julieta, donde una simple mirada es suficiente para caer en el amor más puro y absoluto. En esto tengo la teoría de que Shackespeare no estaba ensalzando o enardeciendo un amor puro a través de un flechazo, el mítico amor a primera vista. Shackespeare satirizaba sobre lo increíblemente estúpidos que podían llegar a ser este tipo de amantes el cuál la sola percepción física de la otra persona les hacía enamorarse locamente de ella. Si tenemos en cuenta que Romeo, según la obra, caía en desgracia por un amor despechado, bramaba su amor y lloraba por él desconsoladamente y al momento, después de una mirada ya estaba enamorado de Julieta. ¿Qué nos dice esto de Romeo? Que su amor era tan volátil como una pluma en una ventisca. Shackespeare se mofaba de este tipo de amor, y para mostrarnos su estupidez los enamorados terminaban suicidándose estúpidamente uno al lado del otro.

Algunos llorarán por el final de la historia pero yo, después de estudiarla un poco me dí cuenta que no se trataba de una historia de amor sino de una mofa de lo que se entiende por el amor a primera vista. La gente no puede enamorarse a primera vista. Te puede interesar una persona sólo por verla pero no será hasta que tengas contacto con ella, que podrás comenzar a enamorarte. Y eso lleva algo de tiempo, para unas personas más, para otras menos.

Por mi parte llevo casi un mes sin sexo, realmente para mí es mucho. No porque lo necesite, sino porque rara vez me he encontrado en esta situación. Con el cambio de chip me siento diferente. Las mujeres han pasado a una habitación distinta donde la decisión de si deseo realmente flirtear con ella está lejos de ser afectada por mis instintos animales. Una cara bonita ya no es suficiente. Hay caras bonitas por todas partes, lo interesante está en su interior y a no ser que podamos traspasar esa barrera, nunca veremos lo que realmente queremos ver.

Hoy descubrí que una chica por el cuál había sentido cierto interés físico, a lo mejor no es tan interesante a nivel intelectual. Es guapa, rubia y hace mucho ejercicio pero hay ciertos aspectos de su personalidad que hoy me han tirado para atrás. Como se dice, el físico no lo es todo. Creo que estoy madurando y eso me preocupa, me preocupa no dejarme a mí mismo ser joven y disfrutar de hacer locuras, aprovechar mi capacidad seductora que poco a poco y con los años irá perdiéndose, me preocupa protegerme demasiado y no volver a caer en el amor.

Por hoy lo dejamos, un saludo y un abrazo

El perro que maulla

Meow

viernes, 11 de marzo de 2011

Somos lo que queremos ser

A los ojos externos nuestro comportamiento se ve alterado. Decidí hace poco días que la fase de rebeldía había terminado. No puedo hacer oídos sordos a lo que realmente necesito. Desde que estoy soltero he salido muchas noches, y muchas noches he ligado. Muchas veces completé el ritual y muchas otras veces no. Me he visto a mí mismo poseyendo y siendo poseído sólo por una idea, una voz oculta en mi mente más animal, un deseo irrefrenable de lujuria y autosatisfacción. Y el final siempre tiene un sabor amargo. La caza terminó, el deseo desapareció y la lujuria se apagó junto con mis instintos más primitivos. Entonces sólo quedó la razón del acto, algo que me permitiera mantenerme en mi posición sin avergonzarme de haber vuelto a caer ante mí mismo.

Estas dos semanas sin escribir han sido intensas y reveladoras. Por una parte me vi arrastrado a una noche de locura por tres personas que acababa de conocer, esa noche la pasamos en el chalet de una de ellas y con el alcohol y las hormonas alteradas por el intenso ejercicio de bailar toda la noche acabé acostándome con una de ellas. A la mañana siguiente el deseo y las ganas habían desaparecido, repetimos pero podía notar la sensación de que no era lo mismo. Sólo un polvo de una noche, sin sentimientos de por medio, pasarlo bien y poco más. Me vi a mí mismo reflejado y comprendí que algo fallaba en la ecuación.

Pocos días después me acosté con una amiga de juerga, y la sensación fue la misma. Me encontraba a mí mismo pensando en porqué lo hacía. Porqué continuaba buscando satisfacer mis impulsos sexuales en vez de empezar a recuperar una parte de mí mismo. Cazar me encanta, a veces es fácil, otras veces se vuelve más interesante la cosa. El juego de ser bordes, de sacar los dientes y provocar al otro. Comprobar quién cede y cómo o si por el contrario estira más de la cuerda hasta que terminamos los dos al medio de la cuerda comprobando si se cumplen las expectativas. Pero la caza sólo es una parte de mí, mi otra mitad necesita saber si el trofeo valía la pena o no. Y en muchos casos, no. Sólo sexo, nada de amor.

Esta semana he cerrado el grifo, apenas unos besos, apenas unas caricias. Con tres mujeres distintas, cierto, pero es difícil frenar en seco una locomotora con muchas ganas de velocidad. Ahora me planteo si de verdad alguna de las mujeres con las que puedo acostarme me interesan de verdad. Realmente la culpa se la debo al mismo por el cuál estoy en esta situación, al corazón. Mi corazón necesita tiempo para enamorarse, por lo tanto descubrí hace ya unos años que si no doy oportunidades nunca sabré si me interesa de verdad o no una persona, al margen de lo que ya me interese de por sí, no me abro ante cualquiera.

¿Entonces de qué trata todo esto? ¿Voto de castidad? ¿Celibato? No, se trata de ser consciente de lo que realmente deseo y actuar en consecuencia. Si realmente estoy buscando una chica decente no puedo esperar a que se enamore de un chico indecente como soy actualmente. Voy a realizar un añadido a mi listón, el añadido es que ya no sólo juzgará mi pene, sino también mi parte más romántica. Donde sólo me dejaré llevar si la chica me parece realmente interesante y le veo oportunidades. Aprender a respetarme y dignificarme para que los demás lo hagan también. Suena a un curso de religión sobre la virginidad pero tranquilos, sigo siendo ateo, profesando el amor y el sexo libre y el camino hasta encontrar "de nuevo" a la chica que me haga colgar mis zarpas de cazador es largo, pero no tedioso.

Muchos lametones, el perro que maulla.

Meow

lunes, 21 de febrero de 2011

Libertad para follar/amar

Tengo un problema, como hombre estoy diseñado para esparcir mi semilla por doquier. Como homo sapiens se me ha inculcado que debo racionalizar mis sentimientos, amar a una persona y serle fiel hasta el fin de los días. En mi caso me encuentro en un caos donde conduzco por una carretera y derepente llego al final y me encuentro un sin fin de caminos posibles, todo menos uno que continúe recto. Diriase que continuar recto es hacer lo correcto pero he llegado un punto donde haga lo que haga seguro que alguien me reprochará mi decisión. Cosa que en parte me lo paso por el forro de mi entrepierna, en parte me importa.

Como ya dije anteriormente, me dejaron en septiembre. Luego han habido dos intentos de volver, dos intentos que fallaron estrepitosamente. No soy una persona que vuelve sobre sus pasos, jamás lo he hecho en mi vida hasta esos dos momentos donde me invadió una sin razón que nubló mi percepción primaria de la situación, esa chica me había puesto los cuernos, aunque sólo hubiera sido un beso, ella quiso más. Luego no soportó la idea de haber roto sus propias reglas y terminó dejándome por ser un obstáculo que hacía recordarle lo que había hecho.

Después del segundo rechazo, extrañamente sufrí una liberación interior. Ya no estaba obligado de ningún modo a guardar un poco de "velo" o como se diga, por la relación, por mis sentimientos hacia ella. Cosa que tampoco ocurrió de tal modo pues mi polla y mi corazón juegan en dos campos distintos, por lo tanto aunque mi corazón sufriera por un lado, mi polla estuvo gozando por el otro.

Esta liberación me abre la puerta a ser libre de enamorarme de otra persona, a no sentirme mal si el día de mañana mi ex-novia monte en cólera al verme besándome con otra persona. Es más, esgrimiré un rostro de indiferencia y le reprocharé su actuación infantiloide. Claro está eso nunca va a pasar, las mujeres son demasiado orgullosas para mostrarse de tal modo.

¿Y porqué tengo un problema? Tengo todo lo que siempre he deseado, libertad y sexo sin compromiso. Pero sigo teniendo el mismo problema de siempre, las mujeres que realmente me interesan... no me hacen caso. Y cuando digo que me interesan me refiero a que dentro de ellas veo la posibilidad de entablar una relación. Así que me digo a mí mismo que soy gilipollas, que teniendo lo que siempre quise... quiero volver a lo que antes tenía, una relación con una mujer que me mire a los ojos con amor y sonría por habernos encontrado. Una mujer a la que poder amar sin reparo alguno.

Con estas dos primeras entradas he querido abriros mi corazón y mis sentimientos, los antecedentes necesarios para entender mis experiencias y porqué haré cosas fuera del razonamiento lógico de un macho alpha cabrio.

Después de todo, soy el perro que maulla.

Meow

lunes, 14 de febrero de 2011

San Solterín

No se me ocurre mejor día que estrenar este blog hoy, 14 de febrero, día-de-San-Valentín. Mientras muchos enamorados ven esta fecha como el día especial para declararse a su objeto de interés o simplemente hacer algo especial con su pareja, yo, como muchos otros, paso.

¿La razón? No tengo pareja, más aún, ¿la razón? no estoy enamorado. Este día sólo sirve para recordarme que no siento ese ardor en mi corazón, no vuelan mariposas en mi estómago... hecho, que de producirse de verdad daría como resultado una situación dantesca dentro de mí. Donde las mariposas, en la más absoluta oscuridad, aletean aterrorizadas chocando las unas con las otras mientras mis ácidos estomacales las consumen lentamente en un estadio de auténtico horror psicológico que desafía los límites de la locura.

Volviendo al tema, soy soltero y no estoy enamorado. Aquí haré incapié en un hecho fundamental de la vida, o la no vida, de las relaciones. Soy soltero desde verano, pero mi amor siguió mucho más, hasta que finalmente se dió por vencido hace poco menos de un mes. Pero eso son historias pasadas y aquí en mi blog trataré de hablar del presente o el futuro inmediato que, para los que habéis seguido alguna vez a http://elgatoqueladraba.blogspot.com del cuál me he convertido en su homónimo masculino, sabréis que todo lo que contaré aquí tendrá una mezcla de verdad junto con un mínimo de exageración.

La simbiosis entre mi pensamiento racional y una experiencia de dos parejas estables me pide a gritos que descanse, que evite el contacto con mujeres que podrían llegar a encontrar un hueco dentro de mí. Pero no puedo. Mi corazon es un músculo masoca que necesita de la adrenalina de la caza, la pasión del primer bocado y la emoción de una nueva presa. Hambriento de sufrimiento, remordimientos, alegría, éxtasis y locura, los corazones necesitan ser ejercitados para no quedar atrofiados por no usarlos. Una vida tranquila es una vida vacía y vanal en su existencia.

Estos meses estoy bailando en una sala llena de sexo y alcohol, donde el amor queda relegado a un segundo plano dejando libertad para la exploración de la víctima sin necesidad de comprometerse a nada. Conversaciones inteligentes, divertidas, extrañas y cargadas de psicoanálisis han fluído sin parar como un río que desemboca en mis labios. Y como un vampiro, al terminar la noche, saboreo la sangre de la víctima en mi paladar, y si me siento vivo es que ha sido una buena noche, si por el contrario me siento muerto... digamos que han faltado más cosas de las que he recibido a cambio y pienso que quizá, a mi corazón le guste amar después de todo.


Por eso, hoy, día 14 de febrero, día de San Valentín, en vez de ponerme sarcástico, irónico o cínico ante una celebración dedicada a la compra de productos (mayormente inútiles), voy a animaros a cometer ese acto irracional de saltar al vacío con los ojos cerrados y esperar que el batacazo contra el duro pavimento de hormigón, al contrario de lo que sucedería en la realidad (cerebro desparramado por la acera, sangre salpicando por doquier, extremidades en posiciones imposibles, parte del intestino delgado recorriendo el pavimento), sea sólo la manera de poder decir "al menos lo intenté".

Incluso a lo mejor sales con vida de ello y acompañado de un amor correspondido. Yo por mi parte le mandaré un mensaje con una proposición no muy indecente a una chica que llamaré SALSA, la cuál conocí ayer en un pub muy bien ambientado (que no significa "de ambiente"). Quizá perdí mi oportunidad anoche al dejarla en casa y no besarla, cuando por unos instantes nos acercamos el uno al otro mientras hablábamos, sus labios miraban directamente a los míos mientras nuestras miradas se cruzaron sin apartarse, un segundo, quizás dos, pero no se necesitaba más. Había ganas de probarlo... pero no pasó, no me lancé...

Algunos pensaréis que ella también podría haber hecho algo, pero no, en esta ocasión tenía que lanzarme yo. Y aunque suene machista o lo que sea... el hombre tiene que lanzarse. Está dentro de nuestra naturaleza y es nuestro instinto de supervivencia y de macho cabrío alpha. Para ganar hay que competir, y para competir hay que intentarlo.

Guau, digo miau.